El territorio de la actual Bolivia es ocupado desde hace miles de años por una amplia diversidad de culturas indígenas ricas en manifestaciones culturales tangibles e intangibles. Las investigaciones arqueológicas han encontrado en diferentes zonas del país evidencias de ocupación humana desde la época comprendida entre aproximadamente los años 12.000 – 10.000 a.C., mismas que abarcan desde restos de sofisticados complejos urbanos y arquitectónicos como la ciudad de Tiwanaku (cerca del Lago Titicaca) hasta bienes utilitarios o decorativos fabricados en distintos materiales.
La colección del Museo Nacional de Arte contiene piezas móviles de estas culturas elaboradas durante el periodo prehispánico en cerámica, piedra y metal. En ellas, además de observarse un elevado grado de sofisticación técnica, es evidente una marcada preocupación estética en aspectos como el diseño y la decoración geométrica o zoomórfica de vasos (kerus), cuencos y jarras de uso cotidiano o ceremonial.
El testimonio material de estas culturas resulta, entonces, fundamental para el entendimiento cabal de las manifestaciones culturales y artísticas producidas en la actual Bolivia teniendo en cuenta no solo su influjo en distintos aspectos formales y de contenido en diversas manifestaciones culturales de épocas posteriores (como la pintura del periodo virreinal o el arte del siglo XX), sino sobretodo en la vigencia de las 36 naciones indígena originarias que componen el Estado Plurinacional y en la importancia del arte popular en el país.
Estas obras son resguardas en el museo como una muestra de la producción artística de las culturas indígenas y como obras de un valor estético intrínseco.