Tras un arduo y meticuloso trabajo, la piedra ha mostrado su majestuosidad y valía a tiempo de culminar la tercera fase de restauración y conservación de la Villa de París del Museo Nacional de Arte (MNA), dependiente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FCBCB).
El martes a media tarde, el presidente de la Fundación, Luis Oporto, junto a consejeros y otros representantes de la FCBCB; el director del Museo, Iván Castellón, junto al equipo técnico y administrativo del MNA, más representantes de la empresa Ard’Co, responsable de la obra, dieron conformidad a la entrega definitiva de las tareas de dicha fase.
Las tareas hechas con delicadeza extrema -incluso a punta de bisturí- incluyeron pilares, algunos de los cuales tienen bloques de piedra prehispánica en su estructura.
El trabajo con la arquería fue particularmente riguroso, explicaron los arquitectos a cargo. Este edificio, a lo largo del tiempo fue usado también como negocio culinario, por lo que la forma en que fue habitado afectó con grasas y elevada temperatura los líticos de ese sector de la Villa.
Entre otros logros que esta restauración alcanzó está el hecho de que hoy se aprecia fragmentos del techo original del edificio, así como los trabajos hechos en tres salas del primer y el segundo piso, en los cuales fueron recuperados elementos de madera, como puertas, entrepisos y cielo raso, así como de adobe y ladrillo.
Los profesionales de Ard’Co a cargo de las intervenciones en esta fase de trabajos al edificio patrimonial fueron la arquitecta María Teresa Churruarrín; el fiscal de obra, Fidel Cossío y el supervisor de obras, Luis Arellano.
Fue Churruarrín quien manifestó que esta etapa de descubrimiento de la infraestructura de un monumento de esta envergadura como es la Villa de París significó un crecimiento profesional, en el que la empresa pudo aportar también en desvelar un elemento histórico que data de 1768, año en que la casa colonial fue concluida justo antes de las sublevaciones indígenas de 1780-1781.
Y de esos años también data un singular descubrimiento que también fue restaurado con cuidadosa entrega: un mural cuya particularidad radica en haber sido realizado en una casa particular. Capa tras capa de pintura, los obreros y especialistas fueron desnudando la pared hasta llegar a esa obra de arte y desvelar su historicidad.
Es una pintura que muestra una escena cuyos protagonistas son españoles, grafica a un rey español que está sobre un corcel blanco. Se puede advertir a parte de su infantería con uniformes en azul y rojo. El mural fue deteriorado por previas intervenciones, por lo que algunos fragmentos son inexistentes. Sin embargo, su belleza, los trazos y los diversos ornamentos la hacen una obra digna de admirar.
Recordemos que la adjudicación del edificio patrimonial bajo el cobijo de la Fundación fue realizada en 2010. La primera fase de restauración culminó en 2015, contempló en el mantenimiento de cubiertas y techos en mal estado.
La segunda fase culminó el año 2018 e incluyó la restauración de las salas de exposición que dan a la calle: Taypi Qhatu y Sala Arturo Borda, además del espacio denominado Escritorio, que se halla en el segundo piso de dicho escenario.
Encarar la tercera fase fue posible gracias al aporte económico del Banco Central de Bolivia (BCB), cuya contraparte ascendió a 610.053 bolivianos, sumada a la contraparte fundamental de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), de 974.720 bolivianos, haciendo un total de 1.584.773 bolivianos.
Para el próximo año, las tareas de restauración y conservación serán posibles gracias al aporte de la AECID, que ya desembolsó 120 mil euros, aproximadamente 900 mil bolivianos, y del BCB, que aportará alrededor de dos millones de bolivianos.
La restauración y conservación en la última fase de Villa de París contempla salas destinadas a exposiciones, conservación y depósito de obras. Al culminar esta fase, la Villa estará habilitada para la visita del público.